La JNE expone ante APEDE los retos y oportunidades para fortalecer la democracia electoral

JNE Panamá

Con cifras actualizadas a nivel circuital, la presidenta de la Junta Nacional de Escrutinio, Nivia Rossana Castrellón Echeverría, se refirió a  los retos y oportunidades que se le presentan a la ciudadanía para mejorar la democracia electoral en el país, pasadas las elecciones del 5 de mayo, sobre todo, para que la sociedad civil consolide el valioso tesoro que constituye ser la encargada de escrutar y proclamar a los triunfadores en los comicios.

La Junta, a través de su presidente, fue invitada a la reunión mensual de la Asociación Panameña de Ejecutivos de Empresa (APEDE) para compartir sus reflexiones sobre su labor  de escrutar las 40 actas que permiten proclamar al presidente y vicepresidente del país y, posteriormente, asignar y proclamar a los diputados al Parlamento Centroamericano (Parlacen).

Recordó cómo se conforma la JNE, con nueve miembros que representan lo heterogénea de la sociedad panameña, voluntarios, que no reciben ningún salario y que están comprometidos con velar por la pureza del sufragio, y que no están inscritos en ningún partido político ni favorecen a un candidato por libre postulación.

Además, resumió los resultados de recorrer más de 5.000 kilómetros por aire, mar y tierra, para atender “cara a cara” a más de 6.000 panameños que formularon más de 300 preguntas “muy interesantes” desde Metetí (Darién), hasta Changuinola (Bocas del Toro) antes de las elecciones, por lo que enfatizó que debe promoverse que la formación en democracia electoral se dé desde los primeros años de vida y no, cada 5 años.

“Por primera vez,  la Junta se presentó ante los pueblos originarios”, además, sostuvo 50 encuentros ciudadanos “con personas que no hubieran tenido la oportunidad jamás de conversar con nosotros”.

Todos los panameños “merecen saber qué pasa con su voto, incluso,  los que se presentan como candidatos tienen que saber quiénes son los que escrutan y proclaman”, consideró, al recordar que en el peregrinaje por el país la Junta se encontró con ciudadanos, algunos candidatos, que no sabían quién determina quiénes son  los ganadores en los comicios.

Entre las lecciones aprendidas, constató la persistencia del voto en blanco y voto nulo, en contraste con la participación de cerca del 80 por ciento de los electores, la más alta en los últimos 30 años de restauración de la democracia panameña (7 elecciones consecutivas).

Castrellón, que presentó las estadísticas del voto a nivel presidencial y por circuitos en el caso de los diputados, resaltó la alta participación de la población de Darién. Pese a las dificultades para movilizarse en esa provincia, hubo más de un 80% de electores participando.

El promedio nacional de votos en blanco para presidente fue de 0.8%, pero en Darién alcanzó el 1.9% y en la comarca Ngäbe Buglé el 2.6%. En tanto, los votos nulos a nivel nacional fueron el 1.7%, pero en Darién subieron al 2.5%; en Bocas del Toro, 2.1%; en la comarca Ngäbe Buglé, 2.9%; y en la comarca Guna Yala, 3.8%.

Si se miran los votos en blanco a nivel de diputados, en todos los circuitos se supera el porcentaje del promedio para presidente, y en cuanto a los votos nulos, solo en dos circuitos, ubicados en Herrera y en  Los Santos, esl inferior en una décima, el resto duplican o triplican la estadística nacional para presidente.

Es una realidad que aún persiste la dificultad para involucrar a comunidades distantes en el proceso electoral y la necesidad de capacitar a la población, especialmente, en áreas remotas de difícil acceso, lo que es un imperativo, especificó.

Brindar la debida capacitación a la ciudadanía y mejorar la infraestructura tecnológica para facilitar y agilizar el proceso electoral son otros de los retos que debe atender la sociedad, por lo que invitó a los miembros de APEDE a sumarse a esos esfuerzos cívicos.

Los desafíos que enfrentó el proceso y que se convertirán en retos a futuro incluyen la “influencia indebida de intereses particulares en el proceso electoral” (clientelismo) y la propagación intencionada de “información errónea que puede influir en la toma de decisiones de los votantes” (fake news).

Castrellón resaltó el interés generalizado en participar en el proceso electoral, porque, incluso, la Junta se encontró en el interior del país con ciudadanos que desde el referendo de 1977 están activos colaborando voluntariamente.

Otra oportunidad que destacó es la de dar mayor participación a la ciudadanía alentándolos a ser miembros de mesa, observadores y cumplir con su deber de votar.

La necesidad de mejorar la educación cívica en las escuelas y universidades para fomentar una participación informada desde una edad temprana se abre como otra vía para reforzar la democracia electoral desde el currículo educativo.

Castrellón estuvo acompañada por sus suplentes, Elisa Suárez y Madeleine Escribano, y por la vocal, Lilia Liu y sus suplentes, Daniela Noriega y Bencemar Montezuma.

Tanto Castrellón como Suárez fueron reconocidas por su trabajo en la junta, al igual que Jacky Bern, por su papel en el cuerpo de delegados electorales.

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